Empieza la Guerra Parte 22

Persecuciones
Por Cananeo Campos Camacho
“El cazador”


Cd. Victoria, Tamaulipas… en algún lugar de la Sierra Madre…

Finalmente he muerto y me encuentro en el infierno… pensé, me encontraba en un enorme castillo lleno de pinturas extrañas de imágenes de pesadilla, claramente creadas de ideas inconcebibles, pero también me sentía mucho mejor… no existía herida alguna, me sentía más fuerte y al mismo tiempo ligero, mejor, pero también estaba muy confundido…

De pronto me encuentro dando vueltas entre pasillos y cuartos… ninguno tiene una ventana abierta… no sé si es de día o de noche… ¿cómo llegué aquí? Solo recuerdo la estridente música de anoche… el olor del cigarro y alcohol aún están en mi ropa…



Cuando me dirigía decidido a buscar la salida de ese lugar entra a la habitación una preciosa joven de cabello rojo y pálida piel... con un atuendo gótico, diferente, con buen gusto, lo único que me dijo fue “¿tienes hambre?”

“Espera… te recuerdo, tú estabas anoche en ese bar…” ¡le dije!

Sin dar respuesta, me tomó de la mano llevándome a un largo pasillo. Justo en la última puerta, me pidió que entrara. Me dijo que ahí se encontraban todas las respuestas que buscaba. En ese momento me sentí un poco más tranquilo al saber que lo que me pasó, fue lo que estaba añorando...

Al entrar en el cuarto, se encontraba una mujer encadenada al suelo, sin poder detenerme, me acerqué a su cuerpo. La tomé de la cintura, comencé a tocarla como para satisfacer mis deseos, pero más que deseos carnales, tenía muchísima hambre… un ansia incontenible.

Pobre joven… pienso al morder su suave cuello y sentir el fluir de su sangre directo en mi boca, como robando su energía vital... misma que me acababan de robar. Me sentí más fuerte que nunca. Justo antes de consumir la última gota de su esencia, me detuvo la mujer, que en ese momento tenía una mirada de satisfacción, ¡lo estaba disfrutando!... se convirtió en ese momento en mi guía en ese mundo nuevo lleno de placeres y vidas por tomar.

Al saciar mi apetito, comenzó a explicarme cosas que ella consideraba básicas y me dice: “nunca devores hasta la ultima gota, porque si no su muerte se convierte en tu castigo” y suelta una carcajada… ja ja ja al mismo tiempo que hace un intempestivo cambio de actitud, me dice… “no, no es verdad aliméntate y sacia tu sed, siempre que tu quieras toma la vida de quien te de la gana, pero con ella por ahora con eso basta…” También me dijo que yo era el indicado para mostrarle el nuevo mundo, para ser su compañero para siempre.

Se abrazó a mi y me volvió a morder en el cuello… después solo recuerdo que desperté y me encontraba solo, ella ya no estaba, ¡nada!, como si nunca hubiera estado, pero ya estaba en el lugar al que le tendría que llamar hogar o mejor dicho “guarida”.

Después de dormir y levantarte como una criatura de la noche las cosas cambian. Necesitaba alimentarme. Decidí dar un paseo por las calles de la ciudad. Son las 3 a.m. Al caminar por las calles vacías, me di cuenta que seguía solo y con muchas preguntas que nadie podía responder… solo ella… busqué la manera de salir de esa gran prisión de mis recuerdos… me convirtió en su cazador, su guardián, su asesino en esa cruzada contra él… ahora creo complicadas redes de problemas para fastidiarle la vida a él, disfrutando de ver el gozo y éxtasis que ella siente al verlo sufrir…

Mi nombre es Gabriel… y ahora vivo en un mundo desolado y destruido, no, yo me dedico a destruirlo… a los antojos de ella.

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