Empieza la Guerra Parte 21

Persecuciones
Por Cananeo Campos Camacho


Octubre de 2004, lugar, Nueva York, trece indígenas procedentes de diversos lugares del planeta se congregaron, llegaron de la selva Amazónica, del Círculo Polar Ártico de Norte América, del gran bosque del noroeste americano, de las vastas planicies de Norte América, de los altiplanos de América Central, de las Blacks Hills del sur de Dakota, de las montañas de Oaxaca, del desierto del sudoeste de América, de las montañas del Tibet y de la selva de África Central. Asistieron allí en respuesta a las señales que indicaban que había llegado el momento anunciado en antiguas profecías comunes a todos sus pueblos. Estas profecías decían que llegaría un tiempo en que se haría un llamado a unirse para salvar a la Madre Tierra y todos sus hijos. Afirmando haber sido reunidas por una sola visión…



Lugar, Central Park…
- Lobrego… Lobrego…-Escucha en su mente una voz suave, la cual no puede creer que le este hablando… -Lobrego… ¡escucha!... el tiempo se acerca…

- ¡¡¡Madre!!! -Responde Lobrego con tono de incredulidad y asombro… -¿estoy dormido o despierto? ¿Dónde estoy?

- Recuerda tu naturaleza… hijo recuerda tu naturaleza-, le repite.

- ¡Madre! ¡No te reconocí! ¿Tú fuiste la que me trajo aquí? -pregunta Lobrego abriendo sus ojos y de inmediato despertando de su descanso. La respuesta llega de otra voz en su mente.

- ¡Recuerda qué somos!, la respuesta no está en solo uno.

- Debemos meditar, he estado tan cerca y no los he podido encontrar…

“Noche de estrellas, luna bella, muéstrame el camino que debo seguir, pues estoy rodeado por tinieblas, que no me permiten ver hacia donde ir”

“Ríos claros, océanos bastos, por favor enséñenme como es que debo vivir, pues soy un ser abandonado, al que la soledad siempre ha de conseguir herir”

“Estoy solo y nada puedo hacer, nadie en la oscuridad puede consolarme, solo una plegaria quiero hacer, quizá la madre Gaia pueda escucharme”

“Madre Gaia, necesito de tu poder… hoy quiero a alguien que pueda sentir y ver, algo mágico en lo que pueda creer, alguien bueno que me pueda devolver mi fe…”

“Sirenas encantadas, bellas xanas, canten otra de sus viejas canciones para mí, pues quiero sentir de nuevo magia, que me demuestre que aún queda algo aquí”

“Árboles y perfumadas flores, sus sabias voces quisiera una vez mas oír, pues mis pasos ya son torpes y necesito de su ayuda para seguir”

“Lluvia que traes al rayo, por favor lava todo el dolor que hay en mí, porque ya estoy cansado de no hallar la medicina que me sane a mí…”

Unas horas después…
La fría brisa que se recibe desde la azotea del edificio de departamentos San Remo parece susurrarle secretos al oído de Lobrego quien se mantiene con la mirada fija en la distancia…

- He pasado los últimos años tratando de corregir el error que cometí, como fui tan ciego. ¿Era mi necesidad de creer? o de ya no querer estar solo, eso ya no importa; ahora ella está ahí afuera convertida en asesino y es por mi culpa, voy de un lado a otro persiguiendo los rastros de sangre que deja, siempre de un país a otro, pero los últimos meses su comportamiento ha cambiado, aún sigue en esta ciudad como esperando algo, se había estado escondiendo de mí; hasta hoy… Lobrego sostiene en sus manos un sobre con una invitación apretándolo fuertemente, no aparta la vista del edificio de 42 pisos, el Le Parker Meridien, ubicado en la West 57th Street, a media cuadra del Carnegie Hall…

Es media noche, ha decidido llegar caminando y entra al hotel vistiendo un traje de color negro acompañado de un abrigo y guantes de cuero color negro, se mueve lentamente hacia el elevador del edificio… nadie parece notar su presencia, entra al elevador y un minuto después las puertas de este se abren justo en la entrada de la habitación indicada en la invitación, la habitación esta iluminada solo con la luz de unas pequeñas lámparas, atraviesa lentamente el descanso que lo lleva frente a unas escaleras que conducen hacia la parte superior de este penthouse, en los escalones lanzando una rápida mirada se encuentra con el cadáver de un vigilante de seguridad con la cabeza partida en dos casi como si hubiera explotado, los sesos y la sangre desparramados por los escalones y la pared…

De improviso escucha a su espalda una risa conocida que desprende felicidad tan solo de escucharla, casi como en éxtasis… un segundo después le cae encima la figura de hombre ataviado con ropas de sacerdote como de los jesuitas, el rostro del sacerdote es el vivo retrato de la sed de sangre, con brutal determinación se arroja sobre Lobrego el cual con gran agilidad lo toma del cuello con su mano izquierda antes de que este lo pueda tocar, sin parpadear hace salir las garras de su mano y corta la cabeza del sacerdote…

Al caer, del cuerpo se desprende un crucifijo el cual se agacha para recogerlo y enrollarlo en su puño izquierdo, apenas termina de hacer esto cuando atraviesa el pecho del sacerdote liberando sin retirar su mano una ráfaga de fuego que inmediatamente comienza a calcinar el cuerpo, Lobrego saca el corazón de este ya calcinado para con un apretón de su puño convertirlo en polvo…

Se pone en pie y continua su camino hacia la habitación de estilo escandinavo con maderas suaves claras, de cerezo y cedro, al llegar a ella las cortinas de los amplios ventanales están abiertas dejando ver una hermosa vista al Central Park, encontrando a su derecha en una cama baja con sábanas color hueso a la que él en algún momento llego a llamar su pequeña Cecile, vestida solo con un camisón de seda color rojo oscuro, le ofrece la entrada a Lobrego con voz suave…

- Este es uno de tus colores favoritos, ¿no? -pregunta Cecile.

- Finalmente nos vemos, -responde Lobrego-, veo que has estado muy ocupada, por lo menos ya no fueron niños como la última vez…

- ¿Quién se acuerda de eso?, -responde Cecile preguntando en tono irónico- ¿dónde fue?…

- No juegues conmigo, fue en Corea, aprovechaste el conflicto de los estudiantes de esa universidad…

- ¡Ah! si… es verdad estas hablando de Cheonnam…

- Sigo pensando que de no haber sido por ti hubieran muerto menos personas, ¿a cuantos de esos 2 mil mataste tu?… y ¿para que? -insiste Lobrego.

Respondiéndole Cecile se levanta de la cama y se pega al cuerpo de Lobrego mientras le dice.

- Esta conversación me está aburriendo exactamente igual que la ultima que tuvimos, -la seductora figura continua diciendo- vas a insistir en tratar de hacer el papel de mi padre… ¡no te queda!

- ¡A que estas jugando ahora! -exclama Lobrego.

- Aquí estoy -le responde Cecile-, tantas veces te he escuchado decir que te arrepientes de haberme convertido, esta es tu oportunidad de corregir ese error, ¿la vas a aprovechar? ahora que finalmente me tienes aquí frente a ti ¿tienes el valor de hacerlo?... ¡yo creo que no!... podrás matar a todos los que estén a mi alrededor pero no a mi ¿verdad?... igual yo… soltando una risa llena de ironía…

Los ojos de Lobrego se llenan de ira al escuchar las palabras de Cecile… Pero la risa de Cecile más que de burla es de satisfacción al ver que consiguió lo que buscaba, que Lobrego pusiera toda su atención en ella, por un instante…

Solo eso bastó para que la habitación se llenara de vampiros convertidos por Cecile, con 15 de los seguidores de Cecile apuntando sus armas y rodeándolo, ella voltea a ver a los ojos a Lobrego, lanza una mirada por la ventana y dice…

- ¿Qué harás ahora?, ¿saldrás corriendo…? ja ja ja… aunque lo intentaras, no llegarías a tiempo para salvarla…

- ¿Qué has hecho? -le grita con rabia Lobrego a Cecile y esta le responde.

- Tu vida lo mas amarga que pueda… ja ja ja, es una lastima ¿cómo se llamaba?… ja ja ja, la pobre… ja ja ja… a ella nunca le harías lo mismo que a mi verdad, bueno eso ya no importa… Cecile se lanza por la ventana al mismo tiempo que los convertidos comienzan a descargar sus armas sobre Lobrego…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres bueno!! Me gusto esa imagen!

Anónimo dijo...

Ya recuerdo!! .. esa imagen la tomaste te mi facebook !! Que tiempos aquellos...

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