Empieza la Guerra Parte 23

Persecuciones
Por Cananeo Campos Camacho
“Una Nueva Manada”

Monterrey, NL.
Los efectos de la sedación se evaporaron con el penetrante olor del humo... Carlos, recién salido del tutelar para menores, sintió como sus manos recobraban tacto y consciencia mientras seguía postrado sobre el pasto, al igual que sus demás compañeros, soñoliento, con la mente vagando difusa en sueños, podía entre ver la figura de una bestia y su rostro dibujar una sonrisa, piensa para si, que finalmente el señor de las sombras los ha escuchado… se incorpora bruscamente al comprobar que aquella figura no era un efecto de su retorcida imaginación. En su enjuto cuerpo brillaban con especial fuerza las huellas del hambre y dolor... entornó sus oscuros ojos marrones hacia el suelo, sus 4 compañeros apenas comenzaban a recobrar la consciencia… mientras se escuchan chillidos, más bien, aullidos a lo lejos, la luna brilla roja resplandeciente sobre el Cerro de la Silla; sin pensarlo demasiado y ahogado por la fuerza del humo, se desliza lo mas rápido que puede para salirse del pentagrama sobre el que estaban, tratando de aclarar su vista se talla sus ojos para descubrir que eran aquellos gemidos…



Se yergue ante él un enorme Licántropo y suelta un gruñido causando que Carlos tropiece y caiga hacia atrás, haciendo ver desde el suelo todavía más imponente la figura de esa bestia… con voz titubeante dice:

- Mi señor de las sombras, somos tus sirvientes, -Carlos, sin poder apartar la mirada del Hombre Lobo que tiene frente a él aunque todavía no descubre lo que es, escucha una voz, que resuena con gran autoridad en ese solitario paraje…

- Te había estado observando desde hace mucho, le pediste ayuda a tu Dios y fue el Demonio el que respondió… te haré cumplir tus palabras…

Es en ese momento cuando puede ver detrás de la bestia la figura de un hombre bastante alto con largo cabello blanco y de piel algo pálida… rápidamente comienzan a rodear al grupo de jóvenes dos más de esas bestias…

Los jóvenes de no más de 16 años, todos ya de pie, ven asombrados y con miedo las figuras que salen de las sombras, mientras Carlos cae de rodillas, levanta la mirada y descubre que la bestia se acaba de agazapar a un lado del hombre y éste se recarga a un lado de él…

- ¿Quien eres? -pregunta Carlos con visible miedo, mientras un escalofrío le recorre el cuerpo…

- Yo… -dice el hombre- destruyo los limites ideológicos de las tonterías, esparzo la ignorancia, dolor y el desprecio, maquillo a los monstruos encerrados para que los niños quieran jugar con ellos… para después dárselos de alimento a mis perros…

Ustedes de rodillas a la nada y al desespero pidieron un cese al dolor, además de eso yo les ofrezco vida eterna… a partir de ahora formarán parte de esta manada y harán todo lo que les ordene yo Nix… su señor…

El precio a su desobediencia y al fracaso será la muerte pero antes de disfrutar de lo que ofrezco tienen que ganárselo, hay que hacer crecer a esta manada