Empieza la Guerra Parte 15

Masacre en el Castillo
Por Alejandro Echartea


La luz al final del túnel se trata del camino por recorrer rumbo al más allá. Para un alma normal es un suave y lento flotar hacia esa calida, hermosa y reconfortante luz… para un ser cuya alma se encuentra maldita es como escalar el Monte Everest desnudo y arrastrando tras de ti enormes cadenas que dificultan tu ascenso a ese misterioso Mundo. En las últimas semanas he tenido que regresar una y otra vez a este lugar, cada vez mis cadenas pesan más, sin embargo, siempre logro llegar al final, al pico de la montaña. Al llegar a la cima todo está en tinieblas, una espesa bruma rodea todo y no puedo ver a mi alrededor, eso dura solamente un momento, después, lentamente la bruma se va disipando y me muestra un paisaje de belleza suprema, inimaginable para los mortales; se trata de una playa.

A mi alrededor, decenas, cientos de personas llegan y se internan en la agua salada del mar, tan cristalina como las aguas que brotan de un manantial virgen, al final, sobre el horizonte, una isla aparece como el destino de todas estas almas que me dejan atrás, parado en el límite de la playa donde el agua calida y fresca a la vez, baña la fina arena que se ha pegado a las plantas de mis pies, pero no puedo ir más allá. Siempre es igual.



Suspiro con angustia en mi corazón, desesperación y miedo, todo eso brota en mi simultáneamente por no poder ir a esa isla.

Y luego viene la niebla una vez más, la niebla que cada vez me recuerda a la que nos rodeó aquella ocasión camino a Yram, mi patria, y que nos mandó a otra guerra a Las Tierras Oscuras donde recibí esta maldición que me aleja del calor del sol. La misma niebla que al intentar escapar de ese maldito Mundo me apartó de mis hermanos y me dejó tirado en Gaia, el Mundo de los Hijos de Adán.

Todo se oscurece repentinamente pero ya sé que es lo que sigue, a continuación voy a abrir los ojos, voy a despertar en una mazmorra encadenado de cuerpo entero y frente a mi voy a tener enfrente a ese animal que no pude matar en Podgorica; el Bastardo de Milán, quien convertido ahora en un Licántropo se aprovechará de mi actual debilidad y devorará mi cuerpo una vez más, matándome de nueva cuenta y mandándome a esta playa hasta la próxima vez, cuando desee tomar venganza por no convertirlo en uno de los Nosferatu. Lo que sigue no es nada agradable, pero tarde o temprano tocará la hora de que se haga justicia con ese asesino.

Las gotas de sangre caen sobre los labios secos y sin vida de un bulto con forma humana, la piel grisácea y sin vida adquiere lentamente un tono blanquecino, el pecho se infla de aire mientras los ojos se abren mirando alrededor, la vida regresa al Vampiro encadenado en el fondo de aquel oscuro foso. El lugar se encuentra vacío, afuera se escucha el sonido de una batalla donde gritos y aullidos se confunden con el sonido de disparos y el metal de espadas chocando entre si. “¿Qué está pasando?”, se pregunta Selkirk, mira hacia arriba y ve como las gotas de sangre escurren de un cuerpo inerte sobre las rejas de aquel foso. El Vampiro abre la boca para recibir el chorro de sangre que cae sobre él y paulatinamente recupera sus fuerzas, lo suficiente, como para romper las cadenas que lo aprisionan. Libre de sus ataduras, Selkirk escala por las paredes y doblando los barrotes finalmente queda libre de su cautiverio, sujeta el cuerpo aún con vida y le escucha balbucear palabras en un idioma que reconoce como rumano y no pudiendo esperar más, clava sus colmillos en aquel ser bebiendo lo que le resta de vida.

Satisfecho, Dragon Knight se pone en pie con toda su fuerza recuperada y mira alrededor, seres que él reconoce como vampiros pelean en una gran batalla contra hombres lobo en lo que parece ser un antiguo castillo en la cima de una montaña. Decidido busca a su Némesis, Milán “El Vampiro de Montenegro” en busca de venganza, toma una espada del cuerpo inerte de un vampiro tirado a unos metros de él y arremete contra unos hombres lobo que se reagrupan frente a él, tomándolos por sorpresa, corta la cabeza de uno de ellos de un solo tajo, los otros tres, al percatarse de la presencia de su enemigo lo atacan simultáneamente pero es tal la furia desatada de Dragon Knight que nada pueden hacer contra él.

Acechando, los tres licántropos avanzan cautelosamente contra Dragon Knight cuando son atacados por la espalda por tres vampiros más, tomados por sorpresa, los Lobos se enfrascan en un salvaje duelo cuerpo a cuerpo con los recién llegados. Ignorándolos, Selkirk se da la vuelta y se adentra al patio del castillo.

- ¡¡¡MILAAAN!!! –Grita a todo pulmón Dragon Knight atrayendo la atención de un grupo de Lobos que aparece a través de las puertas del castillo, estos arremeten contra el vampiro pero súbitamente se ven envueltos en una ola de fuego que cae de la muralla sobre la puerta. Una hermosa vampiresa de cabellos rubios observa por un momento a Dragon Knight y grita en un idioma que Selkirk reconoce como griego.

- ¡Maten a todos los Perros de Bertrand!

Enloquecido por la batalla, Selkirk se pierde en la vorágine de la masacre y ataca a diestra y siniestra a todo Licántropo que se atraviesa en su camino.

Poco a poco el calor de la lucha se va extinguiendo, más y más cuerpos sin vida tanto de Licántropos como de Vampiros van quedando por todos los pasillos y salones de aquella vieja fortaleza. Selkirk se encuentra en medio de aquella masacre sosteniendo al último de los Hombres Lobo, quien agotado y ya casi sin vida gruñe dolorosamente al Vampiro.

- ¡¿Dónde está Milán?!

Fugazmente, el Licántropo mira con lo último de humanidad en él a Selkirk como pidiendo piedad y muere ante él. El Vampiro suelta el cuerpo sin vida que cae pesadamente en un charco de sangre junto a otros de su especie y mira a su alrededor. Los triunfadores se acercan hacia él cautelosamente y en un amplio círculo, lo observan en silencio.

Dragon Knight mira la espada en su mano y la arroja hacia los Nosferatu y se planta desafiante ante ellos.

- ¿Quién eres? –Pregunta la hermosa mujer vampiro de los cabellos de oro.

- ¿Dónde estamos? –Contesta con otra pregunta Dragon Knight.

- ¡Cuidado! –Dice el Vampiro parado a la derecha de la bella mujer- Debes hablar con respeto a Clitemnestra, la Reina de los Vampiros.

Con una leve inclinación de cabeza, Selkirk saluda a la señora y da un paso hacia ella.

- Siento haber sido irrespetuoso, señora, yo soy Selkirk Dragon Knight, y quiero agradecerle que de alguna manera, ustedes me liberaron de mi tormento.

Un murmullo se deja oír de entre las filas de los vampiros que se va nutriendo con los combatientes de distintas partes del castillo. Entre los vampiros se pueden apreciar varias nacionalidades, varias complexiones y razas mezcladas entre si.

- Así que tu eres el misterioso Dragon Knight, creí que solo eras un cuento para asustar a los Licántropos -Dice la poderosa dama-.

- Lo soy, y ahora busco venganza de aquel que me atormentó por varias semanas, dígame, ¿dónde puedo encontrar al Licántropo llamado Milán?

- Lo tendrás, pero antes, necesitamos de tu ayuda, hay una guerra que tenemos que ganar –dice la vampiresa de largo cabello dorado.

- Lo haremos mi Lady, -dice renuente Dragon Knight mientras mira al cielo- pero hoy, el sol está por salir.

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