Empieza la Guerra Parte 11

El Choque de las Sombras 1ª Parte
Por Cananeo Campos Camacho


Ha pasado la noche sin dormir después de haber sido despertado en un sobresalto, no es algo que no haya sucedido antes, pero el de esta noche tiene algo diferente, ha despertado bañado en un sudor frío que le recorre la espalda. Decide levantarse pues aquí no hay peligro, está a salvo pero esa presencia extraña en su mente no lo deja descansar... “¡Cada vez está más cerca!” piensa para si...

Con largo cabello blanco y piel pálida, luce imponente con sus casi dos metros de estatura cargando una gran espada de dos filos del cinturón cubierto con una gran capa color rojo oscuro. Mostrándose soberbio mientras baja unas escaleras no presta ninguna atención a las personas que están a su alrededor, no está solo, los que están a su alrededor son fieles a él, darían su vida por él, sin embargo, a él no le interesa la vida de ninguno de ellos.

Toma su lugar en una mesa apartada y cubierta por las sombras de la vieja construcción... mientras piensa...



“Mi propia sombra me acorrala, es en serio que me siento jodido, esta vez no hay salida y no sé que hacer para poder remediarlo, solo se me ocurre seguir blasfemando... beber, ya ni siquiera me dan ganas... leo como exasperado y escribo como un maldito adicto desesperado...”

“¡Si! Seria bueno tener alguien a quien platicarle”... “que no soy quien ellos creen”

“Blasfemando entre gritos estuve platicando con el demonio anoche, en esta ocasión si estaba molesto con él, por recordarme lo que soy muy a su manera... cuando esto pasa, he llegado a sentir que cometo pecado con sólo pensar en ser otra cosa...”

“¡Mírales...! Todos estos confían en mí, que absurdo, podría matarlos a todos ahora sin llegar a sentir ningún remordimiento, se sienten orgullosos de lo que son, muy a mi disgusto es la misma maldición lo único que tenemos en común...”

Su reflexión es interrumpida por las risas del grupo de Licántropos que parecieran estar festejando algo, provocando en él aún más rabia hacia ellos. Gira su mirada hacia el grupo y dice con voz fuerte -¿¡Por qué tanto alboroto!?

Inmediatamente todos guardan silencio agrupándose en un solo lugar en el fondo del salón. Es Rhada el único en atreverse a responder a su maestro.

- ¡Estamos listos, la trampa está puesta! –mientras Alrik, el segundo al mando, no despega la mirada de la figura de Nix, su maestro, esperando alguna reacción violenta.

- Y estás festejando… ¡que probablemente mueras en la batalla que se aproxima! –dice Nix furioso.

Al sentirse confiado, Rhada responde a su maestro:

- Hemos sido bien adiestrados por usted, además, nunca habíamos estado juntos tantos de nuestra raza, él no tendrá ninguna oportunidad...

Alrik extiende su brazo sobre el hombro izquierdo de Rhada mostrándole con un gesto que debía guardar silencio, ambos alcanzan a ver los ojos brillantes de rabia de Nix quien simplemente se limita a verlos y soltar una carcajada.

- ¡Ja ja ja...! ¿¡Sabes!? Podría cortar tu cuello en este momento por pasarte de confiado, pero prefiero ver como lo hace él cuando llegue-, casi doblándose, continuando con su risa causando que todos lo miren con asombro y extrañeza por aquel comentario que acababan de escuchar, Nix se para frente a ellos, ninguno había recibo una mirada que incluyera tanta soberbia y desprecio al mismo tiempo.

- ¡Que patético grupo! -Exclama.

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