Empieza la Guerra Parte 27

Reencuentro
Por Alejandro Echartea
El Maestro y el Discípulo


Un día el Maestro le preguntó al Discípulo, “¿Estaìs listo para emprender vuestro propio camino?”
Y el Discípulo le contestó, “Sí Maestro, lo estoy”.
Entonces el Maestro le responde: “Eso quiere decir que a partir de ahora, seréis el Maestro de vuestra propia educación”.

Parábola Yramní.

El eco de una gota de agua estrellándose contra la loza de la mazmorra se repite indefinidamente en la oscuridad. Sentado en el suelo, en un rincón lejos de la poca luz dentro de la celda, un hombre de cabellos largos y canosos y de piel curtida por el fuego y las batallas espera en silencio. Olfatea ruidosamente antes de alzar la vista y ver a traves de los barrotes de la pesada puerta de hierro hacia fuera de su prisión.



- Sal de donde te encuentras, pude oler tu presencia desde que bajabas por las escalinatas, Dragon Knight.

De entre los barrotes se asoma un rostro conocido, un hombre de cabellos y ojos negros y de piel pálida.

- No me ocultaba de ti, Luca, es solo que… esto es algo que nunca deseé hacer.

Poniéndose de pie, el hombre con la maldición de los Licántropos se acerca a la puerta, hacia el Vampiro que lo tiene prisionero.

- Tampoco era mi primera opción estar en esta situación, ¿por qué no me mataste? No tuviste ningún problema en hacerlo con mis soldados. –Los dos guerreros se ven fijamente a los ojos- ¿De dónde sacaste tantos Vampiros en tan poco tiempo?

- Es una larga historia. –Dice Dragon Knight- Creí que estabas enterado de la Batalla de Rumania.

- ¿Tu acabaste con el Clan Cainita de Rumania? –Dice sorprendido Luca.

- ¿Yo? Ja ja, no, no fui yo, pero me encontraba secuestrado por un Licántropo, Milán, ¿lo conoces?

A la voz de Milán, el pensamiento de Luca vuela a una noche oscura en las profundidades de un monasterio de Marmoutier.

- ¡¿Zeta?! –Dice atónito Dragon Knight- ¡¿Zeta también está aquí?!
Molesto por la intromisión en su mente Luca da la espalda furioso a su antiguo compañero de armas.

- Creí que considerabas la intromisión a las mentes ajenas como una deshonra. –Dice Luca sin tratar de ocultar su furia.

- ¿Lo dices en serio? –un chirrido metálico se escucha en la celda- Tú fuiste quien traicionó el Pacto, tu elegiste bando en esta guerra que no es nuestra, yo sólo trataba de mantener la paz entre las dos razas de este Mundo.

Al girar sobre su hombro, Luca ve abierta la puerta de su celda sin nadie que la obstruya.

- ¡Selkirk! ¿Dónde estás?

- Estoy a tras de ti, hermano.

Una limusina blanca de vidrios oscuros recorre la autopista que corre de la Ciudad de México a Puebla, son las 12 del día, la carretera está muy transitada, aún así, no deja de llamar la atención el elegante vehículo escoltado por 12 motociclistas. En el interior del transporte, dos hombres hablan acaloradamente.

- ¡Estoy acabado, estoy acabado, y todo es por tu culpa Carlos! –un viejo hombre indígena gesticula ademanes con manos maltratadas de uñas largas y gruesas al rostro de un alto y pálido hombre de barba negra.

- No me culpes Xicoténcatl, hice todo lo posible para poner a mis Vampiros en tus manos, pero tenía que llegar ella, Clitemnestra con su ejército de Vampiros a invadir mi territorio.

- Él nos matará, no permite los errores, lo sé –se recoge temeroso en su asiento el viejo Licántropo.

- ¿Hablas del Cardenal? –Escrutador con la mirada, Don Carlos intenta ver hacia dentro de su viejo rival.

- No-no, del otro… -casi con un suspiro con miedo de pronunciar el nombre termina diciendo- …de Nix.

Mientras tanto en el silencio del calabozo...

- ¿Quieres que huya? –voltea desconfiado Luca hacia Selkirk.

- No, quiero que te unas a mí, a nosotros. –Dice Dragon Knight tendiendo su mano enguantada de negro al Licántropo.

- ¿A los Vampiros? ¿Que traicione a mi raza? ¡NUNCA!

- No, no te estoy pidiendo eso, -acercándose al oído del Hombre Lobo, Selkirk dice:- esta guerra es más de lo que parece ser, en esta guerra se pelea algo más que el predominio de estas dos especies, hay algo más y quiero que me ayudes a descubrirlo.

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